A partir de los años 50, el proceso de modernización que conocemos como americanización llega a América Latina y a México en particular. Los jóvenes se convierten en consumidores de nuevas formas culturales que dan lugar a manifestaciones muy específicas de la cultura juvenil. El rock como fenómeno global promovió un proceso de hibridación e intercambio cultural que trascendió las fronteras y las identidades nacionales.
A mediados de los 60, escritores jovencísimos de la Ciudad de México comenzaron a dar forma literaria a la cultura juvenil utilizando la música rock, la jerga urbana y adoptando una postura de oposición hacia las prácticas literarias establecidas.
Autores de culto en su país, pero relativamente desconocidos fuera, estos jóvenes son un precedente importante de la literatura actual.