Por Ricardo Cayuela
Durante siglos, el impulso de los españoles inconformes fue ir a hacer las Américas, forjarse un nuevo destino en los territorios de ultramar de la Monarquía Hispánica. La Nueva España, el virreinato más rico y poblado, fue el objetivo principal. Así, legiones de aventureros, misioneros, místicos, vividores, hombres de letras, artistas y comerciantes cruzaron el Atlántico para acabar confundiéndose con el dramático y exuberante paisaje, humano y natural, que los recibía.
México es, en buena medida, el resultado de la unión entre esa legión peninsular y la rica simiente autóctona. Tras la Independencia, este ciclo se interrumpe, salvo notables excepciones como Francisco Javier Mina, para tener un segundo definitivo impulso con la savia republicana exiliada en México, que renovó con su obra la vida cultural del país de acogida.
A la inversa, el flujo era básicamente de productos. La plata de las minas de la Valenciana en Guanajuato, San Martín y Sombrerete en Zacatecas y Tetelcingo en Taxco mantenía a los feroces tercios en Flandes e Italia, el tortuoso sueño de poder europeo de la dinastía de los Habsburgo.
Pese a ello, al menos cuatro notables escritores americanos dejaron su impronta en España: Juan Ruiz de Alarcón en la era colonial, compitiendo en buena lid con otros dramaturgos por las corralas madrileñas; Alfonso Reyes, en las primeras décadas del siglo XX, cuya devoción por Góngora supo contagiar a los jóvenes poetas españoles, dándole leitmotiv a la Generación del 27; Martín Luis Guzmán, durante la Segunda República española, testigo de su vida intelectual y periodística como secretario privado de Manuel Azaña, y Octavio Paz, durante los dramáticos acontecimientos de la Guerra Civil, hermanándose con sus coetáneos de la revista Hora de España.
Así, en México, la presencia de España es permanente. En forma de atrio, lienzo o palabra escrita. Y se prolonga hasta el presente. Es imposible iniciar el estudio de la cultura mexica sin la obra del fraile español Bernardino de Sahagún, quien entrevistó en náhuatl a los venerables tlacuilos de Tlatelolco para que reconstruyeran su cultura y religión. También resulta difícil recorrer la ribera del lago de Pátzcuaro en Michoacán y no advertir el legado vivo de Vasco de Quiroga en una guitarra de Paracho o una vasija de cobre de Quiroga. La enumeración tiende al infinito.
Menos conocida es la presencia novohispana en la península, aunque son pocas las joyas catedralicias que no contengan un cáliz o una custodia de filigrana de plata realizada por artesanos mexicanos, muchas veces de manos indígenas.
Este entrecruzamiento nos lleva a preguntarnos: ¿Existiría la novela de los dictadores latinoamericanos sin Tirano Banderas, la narración pionera de Valle-Inclán? ¿A quién pertenece la obra de José Gaos, discípulo de Ortega y Gasset: al país de origen y formación o al país de creación y residencia? ¿Dónde colocamos las evocaciones de Luis Cernuda, José Moreno Villa o Agustí Bartra sobre la idiosincrasia mexicana? ¿Qué hacemos con el cine de Luis Buñuel? ¿Y con los cuadros de Elvira Gascón?
Pese a estar unidos por esta invisible trenza de tres hilos (lengua, historia y valores), los núcleos culturales de México y España se empeñan en desconocerse o, peor aún, en dejarse vencer por los tópicos y los prejuicios. Sobre este marco común, Casa de México en España ha diseñado un nuevo ciclo de Conversaciones Trasatlánticas, con el fin de reunir en un diálogo de iguales a lo más granado, diverso y sofisticado de la literatura de ambas orillas del océano.
El programa de conversaciones entre autores mexicanos y españoles, de trayectorias y generaciones afines, tiene como objetivo resaltar lo mucho que nos une en lugar de lo poco que nos separa. En términos matemáticos, lo que buscamos son denominadores comunes, no divisores.
El segundo miércoles de cada mes, durante todo el año, con la pausa obligada del mes de agosto, por vía telemática en lo que el coronavirus nos deja reunirnos de nuevo en persona, discutiremos el legado del Siglo de Oro en la poesía en español actual, la pertenencia de la lengua española, la sombra de Reyes en España y la de Valle-Inclán en México; hablaremos con cuentistas y con jóvenes poetas, discutiremos la influencia de las redes sociales en la creación literaria y el influjo del mundo anglosajón; iremos del humor a la novela negra, de la tradición a la vanguardia y viceversa.
El ciclo promueve un equilibrio entre generaciones, entre noveles y consagrados, entre mujeres y hombres, entre ideologías y estéticas, para que el conjunto reproduzca un mapa más cercano y preciso de la literatura real, viva y palpitante, de México y España, de España y México.
Más sobre Ricardo Cayuela Gally
Coordinador de Conversaciones Transatlánticas 2021
Ricardo Cayuela Gally nació en la Ciudad de México en 1969. Estudió Letras Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y cuenta con estudios de posgrado por la Universidad Complutense de Madrid.
Es autor de la antología de Octavio Paz Las palabras y los días (Conaculta-FCE, México, 2008); del libro Mario Vargas Llosa de la colección “Para entender” de editorial Nostra (México, 2008), y de la recopilación de entrevistas La voz de los otros (Barril y Barral, Barcelona, 2009), que incluye conversaciones con Carlos Fuentes, Sergio Pitol, Ryzard Kapuscinki, Adam Michnik, Jorge Semprún y Ayaan Hirsi Ali.
Ha dictado cursos y conferencias en la Casa de América de Madrid, la Universidad Diego Portales de Santiago de Chile, la Fundación Nuevo Periodismo de Cartagena de Indias, la Casa Universitaria del Libro de México, la Universidad de Lima, la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y la Universidad de los Andes de Mérida, Venezuela, entre otros recintos académicos y culturales.
Como periodista cultural y ensayista ha colaborado con Semana de Colombia, Etiqueta Negra de Perú y Quórum de España; la revista Nexus del Nexus Institut de los Países Bajos, El País de España y The Washinton Post en español, además de los suplementos y revistas de la Ciudad de México Sábado de Unomásuno, El Ángel de Reforma, Confabulario de El Universal, Nexos, Etcétera, Díasiete, Letras Libres y Viceversa, entre otros medios.
Fue jefe de redacción del suplemento cultural de La Jornada, dirigido por Juan Villoro, entre 1995 y 1997. En 1998 colaboró con Editorial Clío. A la muerte de Octavio Paz fue invitado por Enrique Krauze a preparar la continuación de la revista Vuelta. De ese esfuerzo nació Letras Libres, de la que fue jefe de redacción y editor responsable por quince años, tanto en su versión en papel como digital. Fundó la versión española de la revista, con sede en Madrid, de la que fue director editorial entre 2001 y 2006.
Entre 2013 y 2015 fue Director General de Publicaciones en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta); y entre 2015 y 2019 fue Director Editorial de Penguin Random House Grupo Editorial México.
Actualmente es Director Editorial de Turner (España) y trabaja en la constitución de la revista digital Divergencias.
En 2018 fue considerado unos de los 300 líderes de México por la revista Líderes.
Mesa 1. La poesía de los Siglos de Oro: un legado común
Miércoles 24 de febrero 19:30h. (MAD) 12:30h. (CDMX)
Andrés Sánchez Robayna y David Huerta
David Huerta (Ciudad de México, 1949) es autor de Incurable, El azul en la flama, La calle blanca, los tres en editorial Era, entre una veintena de libros de poesía; en el 2013 el Fondo de Cultura Económica reunió en dos volúmenes el conjunto de su obra. Ha trabajado también con Roger von Gunten, Frederic Amat y Gunther Gerzso en libros de artista.
Andrés Sánchez Robayna (Gran Canaria, 1952) es autor de El libro, tras la duna (Pre-Textos), La sombra y la apariencia (Tusquets) y Por el gran mar (Galaxia Gutenberg), entre una decena larga de libros de poesía. En 2015 Visor publicó Al cúmulo de octubre, una antología que reúne 45 años de labor creativa. Ha trabajado en libros de artista con figuras como Antoni Tàpies, José Manuel Broto y José María Sicilia.
Muchas son las líneas de convergencia entre David Huerta y Andrés Sánchez Robayna (1952). La primera es que ambos han hecho de la poesía el eje de su vida y su obra, el centro desde donde mirar el mundo. Ambos son a su vez traductores, en permanente diálogo con otras tradiciones, sobre todo la inglesa y la francesa. Ambos son profesores universitarios, en conversación permanente con las nuevas generaciones de poetas y escritores, pero también con las generaciones que les precedieron, como los poetas del 27 en España y Octavio Paz en México. Y ambos tienen una fluida relación con la tradición más profunda de la lengua, con los poetas del Siglo de Oro, en particular con Luis de Góngora y sor Juana Inés de la Cruz, orfebres de nuestra lengua.
Así, esta mesa de poetas mayores de nuestra lengua, con que la Casa de México en España inicia el ciclo de Conversaciones Trasatlánticas, será un diálogo a través del tiempo (del Siglo de Oro a nuestros días) y del espacio, cruzando diversas geografías poéticas, un punto de confluencia entre tradición y vanguardia, entre traducción y creación, entre las enseñanzas de los maestros y el legado vivo a los nuevos poetas.
Ricardo Cayuela
Mesa 2. Literatura y Guerra Civil
Miércoles 10 de marzo, 19:30h. (MAD) 12:30h. (CDMX)
Ignacio Martínez de Pisón (España) y Jordi Soler (México)
Por Ricardo Cayuela
La Guerra Civil española fue la última guerra romántica y atrajo desde el principio la atención de los escritores e intelectuales del mundo entero. Los libros escritos en torno al conflicto fratricida entre españoles se cuentan por millares e incluyen cumbres de la poesía (España aparte de mí este cáliz, de César Vallejo, o España en el corazón, de Pablo Neruda), de la novela (Los grandes cementerios bajo la luna, de Georges Bernanos; La esperanza, de André Malraux, o Por quién doblen las campanas, de Ernest Hemingway) y del periodismo (Homenaje a Cataluña, de George Orwell). Los testimonios de protagonistas y testigos de los hechos conforman también una importante biblioteca. Desde el clásico La forja de un rebelde, novela autobiográfica de Arturo Barea, hasta los imprescindibles testimonios de Max Aub, Ramón J. Sender, Stephen Spender u Octavio Paz.
Esta pasión creativa, contraparte luminosa de la pasión destructiva que asoló a España los tres años más siniestros de su historia, continúa hasta nuestros días, como si cada generación tuviera la obligación de volver a la guerra, la dictadura y el exilio y hacer su particular lectura, que está viva en ambas orillas del Atlántico. En España, como una cicatriz abierta. En México, como parte del legado del exilio republicano español.
Por eso, siempre he pensado que la Guerra Civil la perdieron los dos bandos en disputa, pero la ganó México por la generosidad y visión de Lázaro Cárdenas, que supo abrir las puertas del país a lo más granado de la diáspora republicana, que sobrevivía en penosas condiciones en Francia y en otros enclaves europeos.
Esta mesa reúne la mirada de dos narradores y cuentistas de excepción, ambos de la misma generación, en torno a la Guerra Civil: Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1963), hijo predilecto de su ciudad natal, filólogo de la lengua española e italiana, narrador de precisión que ha sabido darle otra vuelta de turca a la escuela realista española, guionista de cine y colaborador habitual de la prensa, y el mexicano Jordi Soler (La Portuguesa, Veracruz, 1963), también narrador, cuentista, y colaborador de la prensa, además de una leyenda viva de la radio mexicana.
Martínez de Pisón se ha interesado en la Guerra Civil como estudioso de la no tan conocida persecución en el bando republicano a los desafectos de la línea oficial. Recordemos que, conforme avanzó la guerra, esta se desplazó del republicanismo de izquierda de Azaña y los socialistas Prieto, Negrín y Largo Caballero al comunismo. Su libro Enterrar a los muertos sobre el asesinato sobre José Robles Pazos, traductor de John Dos Passos, es una novela sin ficción de un mérito notable, como creación literaria y como estudio histórico. Pisón documenta cómo la ruptura de Dos Passos y Hemingway, amigos desde hacía décadas y ambos en la España republicana, estuvo motivada por la indiferencia del autor de El viejo y el mar hacia ese artero crimen.
Soler ha centrado su trabajo en seguir la saga de una familia de la Barcelona bajo las bombas franquistas al tropical exilio en una comunidad casi adánica en la selva veracruzana. La trilogía Los rojos de ultramar iluminó una óptica menos conocida del exilio, la que trascurrió en la provincia y entre campesinos de nuevo cuño.
Ricardo Cayuela
Mesa 3. Vivir del cuento (y otras narraciones)
Miércoles 14 de abril. 19:30h. (MAD) 12:30h. (CDMX)
Juan José Millás (España) y Enrique Serna (México)
Modera: Ricardo Cayuela
Juan José Millás (Valencia, 1946) es uno de los autores españoles más importantes. Ha logrado un estilo propio en los diversos géneros que cultiva: la novela, el dietario, el relato breve, la pieza periodística, la columna de opinión. El conjunto de su obra suscita reconocimiento de la crítica y muchos lectores. Y pese a la variedad de registros como narrador, es imposible no reconocer sus textos, como si existiera una suerte de estilo Millás de entender el mundo hecho de ironía, compasión, humor y no pocas veces autoescarnio. Pionero en la defensa de la condición de la mujer en la sociedad española, como atestigua su reportaje sobre el llamado caso Nevenka, Millás es uno de los pocos escritores preocupados de verdad por el conocimiento científico, como sabemos los lectores de algunos de sus más osados reportajes para El País Semanal y como muestra su más reciente libro, La vida contada por un sapiens a un neandertal, un original diálogo creativo con el paleo-antropólogo Juan Luis Arsuaga sobre la singularidad, o no, de la especia humana.
Enrique Serna (Ciudad de México, 1959) es un narrador y ensayista indispensable de la escena cultural mexicana. Guionista de telenovelas y de la vida de grandes figuras populares como Jorge Negrete y María Félix, columnista desde el mítico Sábado de Huberto Batis en Unomásuno hasta nuestros días en Letras Libres. Tres de sus pasiones intelectuales son el erotismo, la historia y el papel que juegan en el debate público los intelectuales, no siempre edificante. Su más reciente novela, El vendedor de silencio, una recreación de la vida del periodista de Excélsior Carlos Denegri, combina sus tres pasiones creativas. La novela es una magistral recreación de la Ciudad de México en los años cincuenta y sesenta, una muestra de la corrupción periodística, de la que era sumo sacerdote Denegri, cuya vida, además, estuvo siempre marcada por el abuso y el machismo.
A Millás y a Serna, aunque pertenecen a generaciones distintas y seguramente no votarían (de poder hacerlo en el país del otro) por los mismos partidos y candidatos, los une una forma de entender la vida, siempre a través de la escritura, con una amplia gama de soluciones creativas en su haber y una voz activa y desafiante en sus sociedades. Pasión creativa, pasión crítica. Ambos, además, han trabajo con maestría, desde acercamientos diversos, el género más difícil de la narrativa: el cuento. Serna es autor de tres libros de cuentos: Amores de segunda mano, El orgasmógrafo y La ternura caníbal; Juan José Millás tiene en Una vocación imposible, publicado en Seix Barral, la reunión de sus más de media docena de libros de cuentos y relatos breves.
Sobre el difícil arte del cuento versará la tercera jornada del ciclo de Conversaciones Transatlánticas, punto de encuentro entre autores mexicanos y españoles desde la Casa de México en España.
Ricardo Cayuela
Mesa 4. Alfonso Reyes y España
Miércoles 12 de mayo, 19:30h. (MAD) 12:30h. (CDMX)
Esperanza López Parada (España)
Susana Quintanilla (México)
Modera: Ricardo Cayuela
Zoom y Salón de Usos Múltiples (SUM) de Casa de México en España
Alfonso Reyes definió el ensayo como el centauro de los géneros: “hay de todo y cabe todo, propio hijo caprichoso de una cultura que no puede ya responder al orbe circular y cerrado de los antiguos, sino a la curva abierta, al proceso en marcha, al etcétera”. Esa definición se ajusta milimétricamente a la obra del propio Reyes: abierta, de amplísimos intereses, en diálogo lúcido con otros autores y culturas, escrita en una prosa que deslumbró por igual a Borges, Paz y Fuentes y que deslumbra por igual a Vargas Llosa, Zaid y a usted mismo… si lo leyera.
El problema es justamente que la obra de Reyes no es ya transitada con la frecuencia que merece. Las razones de esta ignorancia son pedestres. Desde la cátedra, se le acusa de no ser especialista en los temas que trata, que es como acusar a una liebre de no ser una tortuga. Sin embargo, desafiando el tiempo y las modas, ahí están sus lecturas de Goethe, Quevedo, Dante, Homero, Góngora o Mallarmé. Y desde la calle, se le ignora por creerlo demasiado libresco y erudito, cuando no hay nada más amable y cercano que sus textos, escritos para discutir con cortesía y sonreír con perspicacia. Reyes puede conmover (“Oración fúnebre del 9 de febrero”), provocar (“Última Tule”) o deslumbrar (“Visión del Anáhuac”).
Exiliado voluntariamente en España entre 1914 y 1924, mientras México se desangraba en una interminable guerra civil dentro del proceso revolucionario, su paso por la península dejó una huella inmensa, como crítico literario y de cine, como animador cultural y tertuliano, como estudioso de los clásicos castellanos y como impulsor del descubrimiento de Góngora, que luego marcaría la Generación del 27 en España.
Redacciones de periódico, cafés literarios, encuentros literarios le permitieron además hacer una larga seria de amistades y relaciones que serán, una década más tarde, claves para la recepción del exilio republicano español en México.
Para hablar de Alfonso Reyes y su influjo en ambas orillas del Atlántico, hemos convocado a dos escritoras y académicas de excepcional trayectoria: la mexicana Susana Quintanilla (Ciudad de México, 1956), doctora en pedagogía, historiadora y ensayista, y la española Esperanza López Parada (Madrid, 1962), poeta, ensayista y doctora en literatura latinoamericana. Quintanilla ha dedicado una parte importante de su obra a estudiar a la generación del Ateneo de la Juventud, a la que pertenecía Reyes, y en particular a Martín Luis Guzmán, cuya estancia en España coincidió con la de su amigo Alfonso Reyes.
Premio de Bellas Artes de ensayo por “Vuelta a 1915”, Quintanilla ha hecho del estudio del debate intelectual del pasado un tema de rabiosa actualidad. Por su parte, López Parada es una de las grandes aliadas de México e Hispanoamérica en España, que estudia con rigor en sus libros, monografía y prólogos, y enseña con genuino amor en las aulas de la Universidad Complutense, desde donde ha formando a muchas generaciones de estudiantes en el contradictorio orbe hispanoamericano.
Ricardo Cayuela