En 1934, Frida no tardó en descubrir la relación amorosa iniciada entre Diego Rivera y su hermana Cristina Kahlo. Algunos consideran que la producción de la obra Unos cuantos piquetitos guarda relación con este hecho, además de su evidente sentido del humor negro.
En este caso, el tema pictórico se centra en la desgracia de otra mujer. Leyó la historia en un periódico: Un borracho asesinó a su amante, apuñalándola varias veces, tras haber descubierto una infidelidad. Llevado ante el juez exclamó: «¡Pero si sólo le di unos cuantos piquetitos!».
Frida pintó la escena en donde aparece una mujer desnuda y ensangrentada, con los ojos semiabiertos y un hilo de sangre fluyendo por la boca. A un lado de la cama se ve a su asesino, quien aún sostiene el puñal. Contrasta la pulcritud de la pared rosa y el guardapolvo azul con el resto de la escena salpicada de sangre. En lo alto aparece un listón sostenido por una paloma blanca y una golondrina negra, aludiendo quizá a los aspectos claros y oscuros del amor. La frase “unos cuantos piquetitos” se convirtió en el nombre de la obra.
Frida, para dar todavía un efecto más dramático al óleo, solicitó que el marco de este cuadro fuera totalmente liso; ella se encargó de apuñalarlo y colocarle pequeñas gotas de pintura, como si las salpicaduras de sangre salieran de los límites del marco y se desbordarán hacia el espectador, convirtiéndolo en testigo del suceso.
A Few Small Nips. In 1934, Frida soon became aware of the affair going on between Diego Rivera and her sister Cristina Kahlo. Some scholars believe that the painting A Few Small Nips is related to these circumstances, in addition to its clear sense of black humor.
In this case, the subject matter of the work is the misfortune of another woman. Frida read the story in a newspaper: A man murdered his wife in a drunken rage, stabbing her several times after discovering her infidelity. Taken before the judge, he cried out: “But all I did was give her a few small nips!”
Frida portrayed a naked, bleeding woman with her eyes half-open and a thin stream of blood flowing from her mouth. Her killer stands beside the bed with the knife still in his hand. The clean pink wall and blue skirting board contrast with the rest of the blood-spattered surroundings. In the upper part of the painting there is a scroll held up by a white dove and a black sparrow, in allusion perhaps to the brighter and darker aspects of love. The phrase “a few small nips” became the title of the work.
In order to underline the dramatic effect of the painting, Frida had it framed in flat wood, which she gouged and sprinkled with small drops of red paint. It is as though the blood was spattered outside of the frame’s limits into the world of the viewer, who becomes an eyewitness to the event.
Material documental propiedad del Museo Dolores Olmedo, realizado por Josefina García.