EXPOSICIÓN
Exposición | Arte popular | Flora y fauna por manos mexicanas
Fundación Casa de México en España presenta la exposición de arte popular mexicano Flora y fauna por manos mexicanas, una exhibición compuesta por 52 piezas en diversas técnicas artesanales procedentes de diferentes regiones de México.
Conoce en detalle la exposición a través de las visitas guiadas gratuitas, todos los miércoles a las 19:00h.
La naturaleza ha sido una fuente inagotable de inspiración para los grandes maestros artesanos de México. En esta exposición exploramos la representación de diversos animales y flores a través de varias técnicas y tradiciones artesanales. La muestra nos lleva a descubrir la riqueza de la biodiversidad mexicana y la profunda conexión entre el ser humano y ésta. Las obras son un testimonio del talento, la creatividad y la conexión profunda con el entorno que caracteriza a las comunidades de México. Cada pieza es muestra de la identidad cultural y expresa la cosmovisión de cada pueblo. Los animales representan protección, fuerza o astucia, mientras que las flores evocan belleza, fertilidad y vida.
Algunas obras que podrán disfrutar en su recorrido son:
- Nahuales decorados con madera de copal pintada a mano por artesanos de Oaxaca.
- Arte Wixárika: animales en estambre pegado con cera y figuras decoradas con chaquiras.
- Piezas de barro de Chiapas, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Oaxaca y Veracruz.
- Baúles y bateas de madera laqueada de Olinalá, Guerrero.
- Cobre de Michoacán.
- Textiles de Oaxaca, Puebla, Chiapas e Hidalgo.
Algunas técnicas artesanales presentes:
Olinalá
Las lacas de Olinalá son una de las tradiciones artesanales más famosas de México, conocidas por su popularidad histórica y presencia internacional en colecciones y museos. Un ejemplo notable se encuentra en el convento de Las Descalzas Reales de Madrid, que alberga dos arcones laqueados de Olinalá. Este pueblo, junto con Temalacatzingo, en la zona montañosa de Guerrero, es un centro de producción de estas artesanías, realizadas con laca o maque. La madera utilizada proviene del aromático árbol de linaloe, común en la región, y la producción de estas piezas es compleja y laboriosa.
El proceso de laqueado implica aplicar capas de aceite de chía y pigmentos minerales, conocidos en náhuatl como tóctetl, tesicaltetl y tecoxtle, sobre la superficie de las piezas de madera. Los artesanos realizan el «dibujo» rayando a mano los motivos ornamentales, sin usar plantillas, lo que revela las capas internas de colores. Este meticuloso trabajo da como resultado hermosos efectos en relieve. Los diseños de las lacas de Olinalá, influenciados por el barroco novohispano, deben su origen al intercambio de mercaderías de la ruta del galeón de Manila en el siglo XVIII.
Nahuales
La palabra «nahual» proviene del náhuatl «nahualli», que significa «oculto» y se asocia con conceptos como disfraz, engaño y metamorfosis. En la cultura mesoamericana, un nahual puede ser un brujo que se transforma en animal o un alter ego animal que todos poseemos. La tradición de los alebrijes, figuras metamórficas talladas en madera, materializa este concepto. Estos alebrijes se producen en pueblos de Oaxaca como San Martín Tilcajete y Santa Cruz Xoxocotlán, donde el maestro artesano Angélico Jiménez tiene su taller.
La historia de los alebrijes se remonta a 1936, cuando Pedro Linares López, un artesano cartonero, alucinó figuras extrañas durante una enfermedad. Al recuperarse, comenzó a crear estas figuras, llamándolas «alebrijes». La tradición llegó a Oaxaca a través de Manuel Jiménez Ramírez, quien conoció a Linares en 1978 y llevó la idea a su pueblo, San Antonio Arrazola. Los nahuales de los Jiménez son figuras quiméricas que combinan cuerpos de animales y cabezas humanas, talladas en madera de copal y consideradas obras de arte por su detalle y originalidad.
Tenango
La palabra «Tenango» se refiere a un tipo de bordado realizado en el municipio de Tenango de Doria y otros pueblos cercanos en el Estado de Hidalgo, México. Estos bordados, caracterizados por sus vivos colores y motivos animales y vegetales, son una tradición de la población otomí de la región. Aunque los otomíes son conocidos por diversas artesanías, los «tenangos» han ganado fama internacional desde los años sesenta, gracias a la labor de Josefina José Tavera, quien inició esta práctica en San Nicolás.
Hoy en día, los tenangos no solo se encuentran en textiles como manteles y ropa, sino también en objetos decorativos y lienzos de papel amate. La proximidad de Tenango de Doria y San Nicolás con el estado de Puebla, especialmente con San Pablito – Pahuatlán, ha permitido la fusión de estas tradiciones, revitalizando ambas y logrando un gran éxito comercial.
Barro modelado con pastillaje
San José de Gracia en Michoacán, es conocido por su alfarería. Un pueblo rico en barro, materia prima utilizada para hacer sus piezas decorativas, el cual se excava en las montañas cercanas y aún se baja en burro.
Una técnica particularmente bella y característica utilizada por los maestros artesanos del pueblo es el pastillaje, un proceso en el que se moldean pequeñas cantidades de barro entre las yemas de los dedos para crear figuras ornamentales. Dichas figuras se añaden a la pieza cuando el barro esta aún húmedo y se terminan de incorporar al hornearse. Esta particular técnica se usa en San José para crear los adornos inspirados en la naturaleza de sus emblemáticas piñas.