El arte popular mexicano representa una encrucijada de tradiciones culturales, reflejo de la diversidad propia de nuestros orígenes. Se trata de una herencia que estamos obligados a preservar, pues es manifestación de la cultura, piedra angular de los valores que construyen nuestra identidad.
Cada pieza nos remite a un entorno, un contexto e historia diferente, por ello no es erróneo afirmar que el arte popular mexicano configura un lenguaje propio, permitiendo que cada trabajo nos acerque un poco más a la tradición que nos es propia. La amplia variedad de técnicas, simbolismos y materias primas se aúnan en los saberes del trabajo de los artesanos mexicanos. De esta manera, el arte popular se configura como una de las vías que el mexicano tiene para decodificar la relación existente entre la sociedad, el hombre y la naturaleza. Se trata de un arte en constante cambio, pero que es a su vez espejo de nuestra historia. El oficio artesanal es aprendido en el ámbito familiar, transmitiéndose este aprendizaje de generación en generación. Las familias de artesanos hacen honor a los valores de comunalidad del enseñar, compartir y contribuir. De esta manera el arte popular se configura no solo como parte del patrimonio artístico mexicano, sino que el oficio artesanal en sí mismo puede ser considerado una parte importante del patrimonio cultural inmaterial de México. Dicho patrimonio resulta de una naturaleza más delicada que otras manifestaciones del patrimonio cultural, pues su supervivencia está sujeta a las condiciones sociales y medioambientales que le rodean. Por ello, hemos de potenciar el mayor y mejor conocimiento del arte popular mexicano, reforzando de esta manera nuestra identidad cultural y dotando de un mayor reconocimiento y dignificación a la profesión del artesano.
El arte popular satisface nuestra necesidad de consolidar los valores que nos hacen seres humanos. Aquello que nos recuerda el origen, los símbolos que constituyen nuestra identidad, las tradiciones que entretejen los lazos de pertenencia, que evocan lo familiar a través de la memoria. El arte popular contribuye a entablar diálogos entre nuestro pasado y presente, permitiéndonos alcanzar un conocimiento mayor de nuestra historia a través de la cultura y el arte.
El arte popular con su gentileza, su alegría y su ingenuidad nos muestra que dentro de los mundos más sencillos y de los pueblos más inimaginables surge de forma sorpresiva y con gran fuerza la belleza que alimenta nuestro espíritu y nos hace sentir felices, pues en ella nos reconocemos y asimismo reconocemos lo nuestro, lo hacemos propio y lo amamos. Ese es el verdadero valor y esencia del arte popular.