– Poner al fuego una olla grande y honda con agua hasta que tape el cabrito cortado en trozos.

– Dejar que hierva el agua y colocar las piezas del cabrito seguidas de la cebolla cortada en dos y la mitad de la cabeza de ajo. Salar al gusto y agregar los chiles serranos enteros.

– Lo que se busca con esta cocción es blanquear las piezas y que hiervan muy poco. Es decir, que esté cocido, pero firmes la piezas. Ayudarse con unas pinzas para sacarlas una a una y ponerlas a escurrir en un platón.

– Retirar la olla, sacar los chiles serranos y reservarlos junto con el caldo del cabrito.

– Poner a cocer los tomates en agua y retirarles la piel. Licuarlos con sal, unos 6 o 7 ajos sin piel.

– En un sartén amplio donde quepan todas las piezas, poner un poco de aceite, y con las pinzas ir salteando, reservar y retirar.

– En ese mismo sartén dejarles caer la salsa de tomate y lo dejarlos guisar. Rectificar la sal. Ahora sí, incorporar todas las piezas del cabrito ya fritas a este guiso.

– Agregar las hojas de laurel, los chiles serranos ya cocidos, enteros. Si se ve muy seco agregar unas dos tazas del caldo donde se coció. En este punto empezar con las especias.

– Verter pulgaradas de comino, orégano y pimienta negra (todos molidos por separado) al guiso, que deberá verse caldoso y un poco rojo por los tomates

– Dejar  hervir a fuego bajito hasta que la carne casi se deshaga.

– Dajar reposar unos minutos y disfrutar.

– 1 cabrito lechal pequeño cortado en trozos medianos

– 6 tomates grandes

– 5 chiles serranos

– 1 cebolla

– 1 cabeza de ajo

– orégano

– 5 ojas de laurel

– comino molido

– pimienta negra

– sal

– aceite de girasol

– ollas

– cuchillos

– tabla de cortar

– palas de cocina

– licuadora

– horno

– bandeja de horno

– mandolina (opcional)

– guisos