Josefina, Guillermina, Irene y Concepción Aguilar Alcántara viven en Ocotlán de Morelos, Oaxaca, donde ha desarrollado por más de tres décadas, junto a su familia e hijos, una obra única hecha en barro.
Hijas de doña Isaura Alcántara, quien renovó hacia inicios de los años cincuenta del siglo pasado la tradición alfarera de su pueblo, usualmente destinada a objetos utiliarios para la cocina. Ella introdujo una faceta decorativa, escultórica y figurativa de la mano de su esposo, Jesus Aguilar Revilla.
Las figuras de Isaura Alcántara son altamente detalladas y pintadas en vivos colores. Personajes populares que encarnaban el placer de la vida sencilla y rural, son de gran éxito entre los coleccionistas de arte popular.
Isaura estableció una tradición que han seguido sus hijas y nietos. Llama «muñecas» a las finas representaciones de figuras en barro policromado, llenas de detalles y las representa realizando las actividades cotidianas de Ocotlán de Morelos dentro los espacios más entrañables de ese pueblo en las situaciones más tradicionales como bodas, procesiones o bailes populares llamados “fandangos”
En la actualidad las hermanas Aguilar Alcántara han incorporado nuevas figuras ca su colección de “muñecas” como catrinas, vírgenes dolorosas, sirenas o versiones de Frida Kahlo, que son inspiradas en su famosos autorretratos.
Entre las hermanas integrantes de esta familia destacan Guillermina e Irene, pues ambas son consideradas grandes maestras de arte popular. Irene es conocida por sus catrinas y por sus esqueletos. En su producción también destacan pequeños grupos escultóricos con plantas y flores, así como escenas de mercado.
En cambio, Josefina se destaca por el nivel del detalle en sus figuras, dándole a cada personaje un rostro único. Entre las imágenes que ha incorporado su universo de figuras picarescas, se encuentran prostitutas y amantes. Así como es una maestra en la representación de lo profano, es también una excelente artista de los sagrado, pues en su taller se destacan las maquetas monumentales de las parroquias de Ocotlán, San Martín y otros pueblos cercanos.
Finalmente, la maestra Concepción Aguilar, junto a su esposo Jorge Sánchez, se ha dedicado a recrear en barro a Frida Kahlo, con una gran diversidad de atuendos y detalles, así como escenas religiosas, tales como Natividades o el Arca de Noé.
Aunque al final, cada una de estas pródigas hermanas alfareras imprime a su obra un estilo único y peculiar, el proceso de creación es fundamentalmente el mismo, pues todas trabajan la técnica del barro modelado a mano y pintado policromado.
En el modelado de sus piezas, fundamentalmente se trabaja el barro rojo de los yacimientos aledaños a Ocotlán de Morelos. Las piezas son modeladas con fino detalle y para lograrlo, las hermanas Alcántara se ayudan de finos instrumentos de modelado profesional como estiques de madera y pasta. Al mismo tiempos, hijas, sobrinas, nietos y hasta los maridos, contribuyen con su trabajo al incremento del inventario de piezas en cada uno de estos talleres.
Como se trata de figuras en barro de un tamaño no muy grandes, salvo las iglesias de Guillermina, todas las piezas se queman en pequeños hornos abiertos que trabajan a base de leña, quemando a baja temperatura, alrededor de los 800 grados centígrados.
Finalmente, las piezas ya quemadas pasan al detallado y laborioso de pintura, que se hace más complejo cuando se trata de detallar la capa de “Nuestra Señora de la Soledad”, las incontables Fridas o las barrocas fachadas de las iglesias de Guillermina, que son enriquecidas por los coloridos “fandangos de su hermana. Irene”